- Bueno chicos y chicas, vamos a pasar a
otra cosa, ordena la profesora.
Ahora les voy a contar una historia, una historia oscura pero
verdadera,
que sus abuelos y bisabuelos la padecieron a principios del siglo XX.
- ¿De qué se trata?, pregunta
interesada Valentina
- Ya te vas a dar cuenta – responde la docente
“Amanecer
un jueves y el señor se levanta muy temprano de su cama para ir a trabajar. Era
empleado en un almacén y ganaba lo justo y necesario para mantener a su familia
y una casa recién hipotecada, podríamos decir entonces, que era un hombre de
clase media baja.”
-
¿Qué
es una casa hipotecada?, pregunta Marcelo
-
Ay,
Marcelo, ¿todavía no sabés eso? (todos se echan a reír)
-
Chicos,
sh sh sh...., ¡silencio! No es forma de tratar a un compañero. Tiene todo el
derecho a no saber.
-
A
no saber que es un retrasado mental, agrega Federico
-
¡Con
eso no se juega Federico! ¡Ya, retirate de acá y andá directo a dirección!
-
Pero...
-
Pero
nada, ¡andate! (interrumpiendo)
-
Bueno
como decía, una casa hipotecada es cuando se pide un préstamo o crédito al
banco o en privado de determinada cantidad de dinero que resta para poder
terminar de pagar un bien material, en este caso la casa, ya que esa persona no cuenta con el monto
suficiente para efectuar el pago del valor. Después de usar ese monto prestado,
esa persona deberá devolver mensualmente el dinero hasta llegar al total; la
cancelación de la hipoteca.
En caso de que no se cumpla el pago,
como última instancia, la vivienda sirve como garantía
para el banco.
-
Ah
ah ok, ahora entendí (sonríe)
-
Buenísimo,
ahora continuemos...
“Todas las mañanas lee el periódico
mientras desayuna junto a su familia. Sin embargo aquel día se le hacía tarde...
Saludó a cada uno de ellos, cerró la puerta y se marchó.
Caminado por las calles de Lower East
Side, un tranquilo barrio de Manhattan, nota ver más movimiento de gente que de
costumbre, a pesar de que era hora pico.
Al llegar a su trabajo ve a su
compañero sentado sobre el escalón de afuera preocupado.
- ¿Qué
pasa Alfredito?, pregunta Pedro
- Hoy no
laburamos, responde alzando la mirada.
- ¿Cómo
que no?
-
¡Nos
despidieron, Pedro, nos despidieron!
-
¡Pero
no puede ser! ¿Qué hicimos mal?
-
Nada,
Pedrito, nada... Si nosotros siempre cumplimos con todo; nos sacrificamos para
Doña Mercedes y su esposo.
-
¡Pero
entonces no entiendo, Alfredo!, grita desesperado Pedro
-
Calmate,
Doña Mercedes insistió en que esperemos acá. Tuvo que ir a hacer unos trámites.
En cuanto vuelva nos contará todo.
-
Si
vos los decís...
Che, ¿leíste el diario
de hoy?
- Sí, sí no es un día bueno para el país... Las acciones de los
- Sí, sí no es un día bueno para el país... Las acciones de los
inversionistas se
vinieron abajo. Parece que la
Bolsa entró en crisis.
-
Mmm
mientras no nos perjudique...
-
Eso
espero...
Luego de tanta charla y tanta espera
Doña Mercedes llega:
- ¿Qué tal Mercedes?, saluda Pedro
- ¿Qué tal Mercedes?, saluda Pedro
-
Preocupada,
vengan, entremos que tengo que hablar con ustedes.
-
Mmm,
¿con qué me saldrá ahora?, piensa Pedro
-
Lamentablemente
tengo que despedirlos. Reconozco su esfuerzo y su voluntad, pero no tengo
alternativa.
-
Pero,
¿qué es lo que ocurre? ¡Decilo!, se exalta Alfredo
-
Ayer
recibí una carta, la peor carta de mi vida. Mi marido y yo no sabíamos que
hacer... ¡El banco me quitará el almacén!
Observen a su alrededor: nadie viene a
comprar; tanta mercadería al cohete y yo me atrasé con algunos pagos de mi
casa... Vengo de rogarles que no me lo quiten, pero dicen que ellos no pueden
esperar más. Mucha gente con deudas y están a punto de venirse a bajo.
Ahora no sé que será de ustedes y de
mí... No sé a dónde iremos a parar...
-
¡Esto
es terrible! ¿qué haré con mi familia?, preocupado Pedro
-
Luchar,
no hay explicaciones exactas de lo que sucede, pero ya nos vamos a enterar,
asegura Alfredo
-
Bueno,
yo me retiro. Adiós, se despide Pedro desganado
Vuelta a casa y sus dos hijas lo
abrazan
-
¿Por
qué tan temprano?, pregunta su mujer sonriendo
-
Ahora
te explico.
-
Venga
chicas papá tiene que hablar con ustedes.
Se dirigieron al living y sentaron
todos en los sillones
-
Papa
ya no tiene trabajo. Pero no se alarmen, porque alguna solución vamos a
encontrar en poco tiempo.
-
Sí,
buscar otro trabajo, dice la menor
-
Sí,
obvio Vicky pero no es tan fácil
-
¿Creés
que podremos mantenernos por lo menos esta semana así?
-
Sí,
algo me queda todavía, pero no para relajarme...
Ya había pasado una semana y la
situación no cambiaba; había empeorado
-
¡Queremos
trabajo! ¡Basta de nefastos!
Así es, salieron todos los
desempleados a manifestar sobre las calles. Resulta que Pedro y Alfredo no
fueron los únicos afectados. También los campesinos y aunque no lo crean los
mismos que crearon este problema, los que apostaron al propio beneficio: ¡los
inversionistas, los dueños de las grandes empresas, los fondos buitres! Todos
quedaron bajo el manto y todos se cayeron al pozo.
Una noche, Pedro sueña que está
encerrado en una habitación. No había nadie, simplemente él. Estaba durmiendo,
cuando de repente siente movimiento."
-
Entonces
no estaba completamente solo, interrumpe Ludmila
-
No
nos anticipemos a los hechos, solo escuchen, responde la maestra
"Abre
los ojos y:
-
¡Papá,
papá! No puedo dormir... ,dice la hija menor
-
¡Ay
dios mío! ¡Qué susto!... Bueno, quedate conmigo, pero solo por hoy, eh.
Es
jueves de nuevo y llega una visita a la casa.
-
¡Abuela!,
exclaman con alegría las hijas de Pedro
-
Hola,
chicas. ¡Qué lindas! (sonríe a su hija)
-
Bueno,
Ximena, acá te traje lo que me pediste: los garbanzos, el pollo, la leche...
-
¡Abue,
abue!, tironea del pulóver la nieta mayor
-
Decime
querida...
-
Meeeehh,
responde jugando
-
Jajajajaja,
se ríe su hermanita
-
Sos
viva eh, piscueta, resalta la abuela
-
¿Cuándo
vamos a ir a tu estancia?
-
Cuando
quieras mi niña, cuando quieras. Tomen les traje unos dulces
-
¡Dulces!,
gracias abuela sos la mejor (salen corriendo)
Al
día siguiente, Pedro lee en el diario que una fábrica está contratando mano de
obra. Se puso su abrigo, el sombrero, saludó y se fue corriendo.
-
Por
fin, por fin se me dio, habla Pedro para si mismo
-
Buenos
días, vengo por el puesto. Mi nombre es Pedro Laborda
-
Como
no, acompáñeme que le contaremos de que se trata todo esto.
-
Muchas
gracias, señor.
Pedro
sigue a aquel señor alto y refinado, se preguntaba si era uno de esos hombres
ricos y apoderados.
-
Supongo
que usted habrá visto nuestro anuncio en el diario, ¿no?
-
Sí,
así es.
-
Pues
entonces, debe haber tenido experiencia con el trabajo de alimentos.
-
Seguro,
he trabajado muchos años en un almacén como vendedor.
-
Entonces
le asignaremos el puesto de venta y compra. Nosotros procesamos los alimentos
que llegan del campo. Así que usted, deberá controlar y manejar la mercadería
que entra y sale de esta fábrica.
Recuerde que no son buenos tiempos, los precios son bajos debido al exceso de oferta. Así que no espere las mejores ganancias.
Recuerde que no son buenos tiempos, los precios son bajos debido al exceso de oferta. Así que no espere las mejores ganancias.
-
No
hay problema señor, lo único que yo quiero es poder mantener a mi familia y
continuar con el pago de mi hipoteca.
-
Mejor
así. Esta es su oficina. Sus compañeros se encuentran al lado. Si necesita
ayuda, cuente con ellos. Hoy sale a las 18 PM. A partir del lunes lo quiero acá
a la 8 AM.
-
Entendido,
gracias.
Pedro
luego de un día duro, pero ganado llega a su casa y le cuenta todo a su familia
mientras cenan.
Ya
sábado, la familia va de visita a la casa de Alfredo. Su situación no ha
cambiado mucho. Por suerte, su hermano lo ayuda a seguir de pie.
Contó
que no había conseguido trabajo aún. Por eso, para enfrentar la crisis pensaba
ir en búsqueda de una nueva vida en otro país. Dijo que en el extranjero
tampoco estaban muy bien, pero no tan mal como EE.UU. en es momento. No estaba
muy seguro de lo que iba a hacer, pero probar no venía mal.
Vicky,
comienza a sentirse acalorada, la adrenalina aumenta, se suelta de la mano de
su madre y sale corriendo hacia afuera de la casa."
-
¿A
dónde se fue la profesora
- No sé, no entendí nada, pero a quién le importa, jajaja ¡Guerra de tizas!
- No sé, no entendí nada, pero a quién le importa, jajaja ¡Guerra de tizas!
Lorena Di Lorenzo
Historia basada en la crisis mundial del '29