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domingo, 28 de abril de 2013

La Guerra Franco - Prusiana

En el libro “Out of nowhere, a History of the military sniper” de Mark Spicer, se relata el que bien podría ser primer duelo entre tiradores de precisión. Su marco histórico se encuadra en la guerra franco-prusiana, iniciada el 18 de julio de 1870 y finalizada el 10 de mayo del año siguiente con una victoria aplastante de los prusianos sobre las tropas de Napoleón III.
Tal y como hablamos en los capítulos que les estamos ofreciendo en ARMAS sobre la evolución de los fusiles militares franceses, los galos contaban con la ventaja de estar provistos con los rifles Chassepot de calibre 11 mm, con un alcance netamente mayor que el de los fusiles Dreyse del mismo calibre empleados por los soldados prusianos.
Spicer narra que cuando estos últimos se aproximaban a París, a finales de 1870, una unidad fue diezmada por un tirador instalado con su Chassepot en lo alto de unos edificios de los arrabales, desde donde disparaba sin asomarse nunca por la ventana. Este hecho llegó a oídos del barón Steinfurt-Wallestein, oficial de caballería y avezado cazador, que se ofreció a abatir al soldado enemigo con el rifle que habitualmente empleaba para la caza.
Durante dos días el barón se instaló a cubierto cerca del pueblo, observando detenidamente todos los edificios, pero sin poder localizar al tirador francés, quien lograba causar, en el mismo espacio de tiempo, tres bajas mortales y un herido a los prusianos. Ante este aparente fracaso, el comandante germano ordenó al barón que se retirara de la línea del frente al final del segundo día, temiendo que él también fuese víctima del cauteloso tirador. El barón aceptó sumisamente la orden, aconsejando a su comandante que el siguiente amanecer contemplase con unos prismáticos de campo la aldea enemiga.
      Curiosidades - Duelo francoprusiano
       Batalla de Sedán. Un episodio de combate de La Moncelle, 1ro de septiembre 1870    
Para asombro del comandante, al dirigir a la mañana siguiente las lentes sobre el pueblo observó que el cadáver de un soldado francés pendía de una ventana. Confiado por casi una semana de éxitos, se había asomado por ella la última hora de la tarde anterior para observar los cuerpos de los soldados prusianos que había abatido. El barón había aprovechando este fatal descuido, producido por un exceso de confianza ante el alcance de los Dreyse, para acertarle con su rifle de caza, un arma que el galo nunca había imaginado que podría estar apuntándole.

Curiosidad de la guerra: El primer soldado herido fue también el ultimo soldado en morir.
Fuente:  Duelo de Tiradores, Redacción, Noticias Profesionales, dic 3, 2009, http://www.revistaarmas.com,

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