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domingo, 4 de agosto de 2013

¿Y qué paso?


-           Bueno chicos y chicas, vamos a pasar a otra cosa, ordena la profesora.
           Ahora les voy a contar una historia, una historia oscura pero verdadera, 
           que sus abuelos y bisabuelos la padecieron a principios del siglo XX.
-           ¿De qué se trata?, pregunta interesada Valentina
-           Ya te vas a dar cuenta – responde la docente
“Amanecer un jueves y el señor se levanta muy temprano de su cama para ir a trabajar. Era empleado en un almacén y ganaba lo justo y necesario para mantener a su familia y una casa recién hipotecada, podríamos decir entonces, que era un hombre de clase media baja.”
-       ¿Qué es una casa hipotecada?, pregunta Marcelo
-       Ay, Marcelo, ¿todavía no sabés eso? (todos se echan a reír)
-       Chicos, sh sh sh...., ¡silencio! No es forma de tratar a un compañero. Tiene todo el derecho a no saber.
-       A no saber que es un retrasado mental,  agrega Federico
-       ¡Con eso no se juega Federico! ¡Ya, retirate de acá y andá directo a dirección!
-       Pero...
-       Pero nada, ¡andate! (interrumpiendo)
-       Bueno como decía, una casa hipotecada es cuando se pide un préstamo o crédito al banco o en privado de determinada cantidad de dinero que resta para poder terminar de pagar un bien material, en este caso la casa,  ya que esa persona no cuenta con el monto suficiente para efectuar el pago del valor. Después de usar ese monto prestado, esa persona deberá devolver mensualmente el dinero hasta llegar al total; la cancelación de la hipoteca.
En caso de que no se cumpla el pago, como última instancia, la vivienda sirve como garantía para el banco.
-       Ah ah ok, ahora entendí (sonríe)
-       Buenísimo, ahora continuemos...
“Todas las mañanas lee el periódico mientras desayuna junto a su familia. Sin embargo aquel día se le hacía tarde... Saludó a cada uno de ellos, cerró la puerta y se marchó.
Caminado por las calles de Lower East Side, un tranquilo barrio de Manhattan, nota ver más movimiento de gente que de costumbre, a pesar de que era hora pico.
Al llegar a su trabajo ve a su compañero sentado sobre el escalón de afuera preocupado.
-     ¿Qué pasa Alfredito?, pregunta Pedro
-     Hoy no laburamos, responde alzando la mirada.
-     ¿Cómo que no?
-       ¡Nos despidieron, Pedro, nos despidieron!
-       ¡Pero no puede ser! ¿Qué hicimos mal?
-       Nada, Pedrito, nada... Si nosotros siempre cumplimos con todo; nos sacrificamos para Doña Mercedes y su esposo.
-       ¡Pero entonces no entiendo, Alfredo!, grita desesperado Pedro

-       Calmate, Doña Mercedes insistió en que esperemos acá. Tuvo que ir a hacer unos trámites. En cuanto vuelva nos contará todo.
-       Si vos los decís...
Che, ¿leíste el diario de hoy?
-     Sí, sí no es un día bueno para el país... Las acciones de los
inversionistas se vinieron abajo. Parece que la Bolsa entró en crisis.
-       Mmm mientras no nos perjudique...
-       Eso espero...
Luego de tanta charla y tanta espera Doña Mercedes llega:
-     ¿Qué tal Mercedes?, saluda Pedro
-       Preocupada, vengan, entremos que tengo que hablar con ustedes.
-       Mmm, ¿con qué me saldrá ahora?, piensa Pedro
-       Lamentablemente tengo que despedirlos. Reconozco su esfuerzo y su voluntad, pero no tengo alternativa.
-       Pero, ¿qué es lo que ocurre? ¡Decilo!, se exalta Alfredo
-       Ayer recibí una carta, la peor carta de mi vida. Mi marido y yo no sabíamos que hacer... ¡El banco me quitará el almacén!
Observen a su alrededor: nadie viene a comprar; tanta mercadería al cohete y yo me atrasé con algunos pagos de mi casa... Vengo de rogarles que no me lo quiten, pero dicen que ellos no pueden esperar más. Mucha gente con deudas y están a punto de venirse a bajo.
Ahora no sé que será de ustedes y de mí... No sé a dónde iremos a parar...
-       ¡Esto es terrible! ¿qué haré con mi familia?, preocupado Pedro
-       Luchar, no hay explicaciones exactas de lo que sucede, pero ya nos vamos a enterar, asegura Alfredo
-       Bueno, yo me retiro. Adiós, se despide Pedro desganado
Vuelta a casa y sus dos hijas lo abrazan
-       ¿Por qué tan temprano?, pregunta su mujer sonriendo
-       Ahora te explico.
-       Venga chicas papá tiene que hablar con ustedes.
Se dirigieron al living y sentaron todos en los sillones
-       Papa ya no tiene trabajo. Pero no se alarmen, porque alguna solución vamos a encontrar en poco tiempo.
-       Sí, buscar otro trabajo, dice la menor
-       Sí, obvio Vicky pero no es tan fácil
-       ¿Creés que podremos mantenernos por lo menos esta semana así?
-       Sí, algo me queda todavía, pero no para relajarme...
Ya había pasado una semana y la situación no cambiaba; había empeorado
-       ¡Queremos trabajo! ¡Basta de nefastos!
Así es, salieron todos los desempleados a manifestar sobre las calles. Resulta que Pedro y Alfredo no fueron los únicos afectados. También los campesinos y aunque no lo crean los mismos que crearon este problema, los que apostaron al propio beneficio: ¡los inversionistas, los dueños de las grandes empresas, los fondos buitres! Todos quedaron bajo el manto y todos se cayeron al pozo.
Una noche, Pedro sueña que está encerrado en una habitación. No había nadie, simplemente él. Estaba durmiendo, cuando de repente siente movimiento."
-       Entonces no estaba completamente solo, interrumpe Ludmila
-       No nos anticipemos a los hechos, solo escuchen, responde la maestra
"Abre los ojos y:
-       ¡Papá, papá! No puedo dormir... ,dice la hija menor
-       ¡Ay dios mío! ¡Qué susto!... Bueno, quedate conmigo, pero solo por hoy, eh.
Es jueves de nuevo y llega una visita a la casa.
-       ¡Abuela!, exclaman con alegría las hijas de Pedro
-       Hola, chicas. ¡Qué lindas! (sonríe a su hija)
-       Bueno, Ximena, acá te traje lo que me pediste: los garbanzos, el pollo, la leche...
-       ¡Abue, abue!, tironea del pulóver la nieta mayor
-       Decime querida...
-       Meeeehh, responde jugando
-       Jajajajaja, se ríe su hermanita
-       Sos viva eh, piscueta, resalta la abuela
-       ¿Cuándo vamos a ir a tu estancia?
-       Cuando quieras mi niña, cuando quieras. Tomen les traje unos dulces
-       ¡Dulces!, gracias abuela sos la mejor (salen corriendo)
Al día siguiente, Pedro lee en el diario que una fábrica está contratando mano de obra. Se puso su abrigo, el sombrero, saludó y se fue corriendo.
-       Por fin, por fin se me dio, habla Pedro para si mismo
-       Buenos días, vengo por el puesto. Mi nombre es Pedro Laborda
-       Como no, acompáñeme que le contaremos de que se trata todo esto.
-       Muchas gracias, señor.
Pedro sigue a aquel señor alto y refinado, se preguntaba si era uno de esos hombres ricos y apoderados.
-       Supongo que usted habrá visto nuestro anuncio en el diario, ¿no?
-       Sí, así es.
-       Pues entonces, debe haber tenido experiencia con el trabajo de alimentos.
-       Seguro, he trabajado muchos años en un almacén como vendedor.
-       Entonces le asignaremos el puesto de venta y compra. Nosotros procesamos los alimentos que llegan del campo. Así que usted, deberá controlar y manejar la mercadería que entra y sale de esta fábrica.
Recuerde que no son buenos tiempos, los precios son bajos debido al exceso de oferta. Así que no espere las mejores ganancias.
-       No hay problema señor, lo único que yo quiero es poder mantener a mi familia y continuar con el pago de mi hipoteca.                                
-       Mejor así. Esta es su oficina. Sus compañeros se encuentran al lado. Si necesita ayuda, cuente con ellos. Hoy sale a las 18 PM. A partir del lunes lo quiero acá a la 8 AM.
-       Entendido, gracias.
Pedro luego de un día duro, pero ganado llega a su casa y le cuenta todo a su familia mientras cenan.
Ya sábado, la familia va de visita a la casa de Alfredo. Su situación no ha cambiado mucho. Por suerte, su hermano lo ayuda a seguir de pie.
Contó que no había conseguido trabajo aún. Por eso, para enfrentar la crisis pensaba ir en búsqueda de una nueva vida en otro país. Dijo que en el extranjero tampoco estaban muy bien, pero no tan mal como EE.UU. en es momento. No estaba muy seguro de lo que iba a hacer, pero probar no venía mal.
Vicky, comienza a sentirse acalorada, la adrenalina aumenta, se suelta de la mano de su madre y sale corriendo hacia afuera de la casa."
      -       ¿A dónde se fue la profesora
      -      No sé, no entendí nada, pero a quién le importa, jajaja ¡Guerra de tizas!

Lorena Di Lorenzo

Historia basada en la crisis mundial del '29